No es el título de una película de ciencia ficción, es el mundo real. En este artículo mostraremos un mundo aparentemente extraño y sorprendente, digno de pertenecer al guión de la mejor película de ciencia ficción, sin embargo, como podrá ser percibido por todos los lectores, estamos hablando de nuestro planeta, nuestro entorno más cercano y cotidiano solo que visto de una forma diferente, una forma en la que podremos apreciar con mayor profundidad lo que somos, de que estamos hechos y de donde venimos todos los seres vivos. Un mundo en el que unos "seres" microscópicos son los verdaderos dueños: ellos crean y destruyen, hacen y deshacen, controlan, gestionan y manipulan nuestro entorno y el comportamiento de todos los seres vivos del planeta: ellos son los llamados replicadores.
Los replicadores
La Tierra se formó hace unos 4500 millones de años. En algún momento hace unos 3800 millones de años sucedió algo trascendental: alguna de las moléculas orgánicas surgidas en medios acuosos consiguió la propiedad de hacer copias de si misma. Posteriormente, esta molécula fue capaz de almacenar la información necesaria para duplicarse en un código químico que iba transfiriéndose a cada copia. Esta molécula constituyó el primer replicador de nuestro planeta. Una vez en marcha, el mecanismo de replicación nunca se detiene ya que este es favorecido por una de las leyes más poderosas que existen en la naturaleza: la selección natural. Esta primera molécula fue haciendo copias de si misma y expandiéndose sin parar por el medio en el que habitaba. Con el tiempo, alguna de las copias, debido a un error de copiado, incorporó en su código de replicación una "letra" equivocada, esta nueva letra producía que
la maquinaria de replicación fabricase una membrana orgánica que protegía mejor al replicador que la membrana original primitiva. Los replicadores con la nueva membrana vivían más tiempo que los que tenían la membrana antigua y por tanto producían más copias de si mismos. Con el tiempo, la cantidad de nuevos replicadores es muy
superior al de sus antecesores y estos acaban desplazando a aquellos: así funciona la selección natural y este es el sencillo mecanismo que permite que una mejora se expanda rápidamente entre la población de replicadores.
Con el tiempo los replicadores fueron incorporando nuevas mejoras: células sensibles a la luz para poder orientarse y detectar a otros replicadores, pequeños flagelos para poder desplazarse, pequeños compartimentos para almacenar moléculas orgánicas que permitan reparar las membranas dañadas (o sea alimentarse), etc etc. ¿Pueden adivinar
hacia donde ha derivado este interminable proceso actuando durante casi 4000 millones de años? Para hallar la respuesta solo tiene que mirar a su alrededor ¿No es increíble?
Los replicadores actuales
Si un viajero del tiempo que hubiese observado aquellos replicadores primigenios viajase hasta la época actual sería totalmente incapaz de reconocer a los nuevos replicadores. Los replicadores primigenios que fabricaban membranas y componentes orgánicos sencillos se han convertido en replicadores capaces de fabricar complejísimos "envoltorios" para protegerse, alimentarse y hacer copias de si mismos de forma muy eficiente. Además son capaces de interactuar con el entorno con una eficacia totalmente asombrosa y se han expandido por tierra, mar y aire. Para percatarnos de su enorme eficacia y complejidad no tenemos más que mirar a nuestro alrededor: plantas que fabrican frutos (tomates, sandias, etc) como cebo para que un pequeño mamífero se coma a los replicadores (semillas) y los vuelva a depositar en un lugar distinto para su reproducción, plantas que fabrican troncos de decenas de metros para poder acceder a la luz del sol, plantas que fabrican accesorios que permiten a los replicadores esparcirse aprovechando el viento (dientes de león, etc) o fabricar flores de todo tipo de colores
para atraer a los insectos de forma que los replicadores se adhieran a su cuerpo para expandirse...
En el reino animal los replicadores son capaces de construir "envoltorios" o cuerpos para escarbar, trepar, saltar, volar o nadar. Estos cuerpos tienen la forma óptima para adaptarse al medio en el que viven e interaccionan eficientemente con el entorno para lograr el objetivo de los replicadores: sobrevivir y reproducirse antes de morir.
Evolución: una larga e intensa lucha entre replicadores
Los replicadores originales a medida que iban incorporando mejoras empezaron a aumentar el tamaño y la complejidad del código químico en el que guardaban las instrucciones de reproducción y autoensamblaje. A lo largo de casi 4000 millones de años los replicadores han sufrido todo tipo de visicitudes: terribles cambios atmosféricos, drásticos cambios en el entorno, ataques de replicadores rivales, escasez de alimentos, etc. Estos conflictos "aceleraron" la evolución ya que solo los replicadores que fuesen capaces de fabricar los mejores cuerpos en cuanto a adaptación al entorno se refiere, sobrevivieron y dejaron descendencia. Los virus y las bacterias son, con mucha diferencia, los replicadores que mayor cantidad de copias han producido. Cualquier organismo complejo pluricelular ha tenido que aprender a combatir y/o convivir con estos replicadores primitivos. Esta convivencia está "plasmada" en el ADN de todos los individuos multicelulares del planeta, si analizamos el ADN de cualquier animal, este esta repleto de fragmentos de código repetitivos, fragmentos sin sentido y fragmentos obsoletos. Muchos de estos fragmentos son replicadores de virus y bacterias que se han fusionado al ADN de los animales para pasar de generación en generación. ¿Existe una forma más sencilla de reproducirse que pegarse al código genético de un animal "superior" con excelentes capacidades de adaptación?
Hacia una nueva definición de organismo
Entramos ahora en la parte más "revolucionaria" y sorprendente del artículo ya que esta parte cuestiona uno de los conceptos más establecidos y más obvios de la biología: la individualidad del organismo. Fijémonos en una planta cualquiera, un manzano por ejemplo, ¿que partes constituyen el manzano propiamente dicho? La respuesta parece obvia: la suma de las raíces, el tronco, las ramas, las hojas y los frutos. Si ahora arrancamos un par de hojas o una rama ¿el individuo sigue siendo el mismo? Desde el punto de vista funcional, la planta sigue viviendo normalmente. De hecho, en condiciones de sequía la planta reduce el número de sus componentes. Pero entonces
¿donde está la unicidad del individuo? Si cortamos el tronco entonces la planta si muere, entonces ¿Es el tronco la planta propiamente dicha? ¿Y si cortamos las raíces? Cuando plantamos un manzano introducimos la semilla bajo tierra y la regamos. Lo que estamos haciendo, evidentemente, es introducir un conjunto de replicadores o genes en el entorno adecuado para "activar" el programa inscrito en el código genético. En ese momento el programa empieza a ejecutarse: las células empiezan a dividirse y a diferenciarse: aparece una pequeña raíz para extraer agua y minerales del suelo, crece un pequeño tallo para poder buscar la luz del sol, hojas para poder hacer la fotosíntesis, etc,etc. El punto clave aquí es que un grupo de replicadores fabrican un conjunto de envoltorios o dispositivos con el único y exclusivo propósito de proteger a los propios replicadores y sobrevivir en un cierto entorno el mayor tiempo posible para asegurar el mayor éxito de reproducción de los replicadores. Por esto el manzano fabrica manzanas, incluye las semillas dentro y las deja caer al suelo cuando los replicadores están ya preparados, para que un animal coma la manzana y expanda las semillas por el entorno. ¿Ingenioso no?
Podemos pensar que esta ambigüedad solo sucede en las plantas pero esto no es del todo cierto. Ciertas especies de gusanos sobreviven y continúan viviendo separadamente cuando se les parte en dos al igual que una estrella de mar si se corta en 2 por el nervio circular oral. .
Todo esto nos lleva a una conclusión sorprendente: todos los seres vivos del planeta son "envoltorios" construidos por un grupo de replicadores con el único propósito de adaptarse al medio ambiente y reproducirse. El organismo puede definirse entonces como el conjunto de todos los efectos (fenotipos) de los replicadores que lo fabricaron.
De esta forma. pueden definirse dos partes claras dentro de cualquier individuo: la linea germinal (los replicadores que pasan de generación en generación) y las células somáticas (el envoltorio o cuerpo que no se reproduce).
Algunos replicadores pueden incluso cambiar el "envoltorio" durante el tiempo de vida del "organismo": renacuajos que se transforman en ranas, gusanos en mariposas o peces hembra que se transforman en peces macho. En estos casos el organismo se transforma tanto que podríamos hablar de organismos distintos antes y después de la metamorfosis si no fuese por que ambos son construidos por los mismos replicadores.
Es ahora cuando nos damos cuenta de que los replicadores son los verdaderos dueños del mundo: no solo construyen todos los seres vivos del planeta sino que rigen su comportamiento e incluso el comportamiento de organismos distintos: insectos que fabrican feromonas para manipular a las hembras, hormigas que "drogan" a las obreras para que maten a su propia reina, arañas parasitadas que fabrican telas para su huésped, ratones machos que segregan feromonas que interrumpen el embarazo de ratones hembra para poder fecundarla con sus propios genes... Sin duda la naturaleza es increíblemente asombrosa y los replicadores son los amos y señores.
El ser humano: una especie especial
El ser humano, como todos los animales, se "fabrica" haciendo miles de millones de copias de una sola célula fecundada y procediendo después a un complejísimo proceso de diferenciación celular. Todas las células del ser humano, excepto las de la linea germinal tienen exactamente los mismos replicadores, desde el punto de vista genético son idénticas. El concepto de organismo en el ser humano parece perfectamente definido, sin embargo, esto no es así del todo. Nuestro cuerpo, nada más nacer, es invadido por miles de especies diferentes de replicadores. Estos replicadores consisten en las bacterias y microorganismos que se instalarán en el estómago, intestino, piel, etc y que realizan funciones esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Se estima que un ser humano posee 10 veces más microorganismos que células humanas. ¿Son estos replicadores parte del "organismo humano"? ¿Y la enorme cantidad de ADN "inservible" procedente de replicadores ancestrales que hay en nuestro genoma se considera también parte del ser humano? Por si fuera poco hay indicios de que los replicadores humanos "reconocen" copias de si mismos en otros organismos humanos
de forma que cuantos más genes se comparten más afinidad personal hay entre las personas y más tiendes a proteger a esa persona ¡ Los replicadores de una clase tienden a protegerse entre ellos! Todo esto es lo que Richard Dawkings denomina "el fenotipo extendido": los genes o replicadores extienden su influencia (su fenotipo) incluso fuera del propio organismo.
Todo esto parece ciencia ficción pero es solo ciencia. Sin embargo, es evidente que el ser humano no es solo un "envoltorio" al servicio de sus genes. El ser humano posee el órgano más complejo que existe en el Universo conocido: nuestro cerebro.
Este órgano ha conseguido un grado de interacción tal con el entorno que le ha permitido tomar consciencia de su existencia. Esta consciencia le permite hacer cosas que ningún organismo puede hacer: puede entender las leyes naturales y utilizarlas en
su beneficio, incluso puede tomar decisiones en contra de los intereses de sus replicadores: puede decidir si tener o no hijos e incluso modificar su propio ADN. Está claro que el ser humano es especial y en sus manos está la preservación del planeta y de la increíble variedad de especies de la naturaleza, no solo por el bien del resto de especies sino por el bien de nosotros mismos.
Fuentes: The extended phenotype, Richard Dawkings
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